¿Necesito Ayuda?

Te presentamos un sencillo test que te ayudará a aclarar cualquier duda que aún tengas. Solo debes leer con atención la lista de síntomas que aparece a continuación, agrupados según su origen, y contar cuántos de ellos has experimentado de forma habitual durante el último mes.

AYUDA2
Haz este sencillo test

Síntomas físicos

  • Me cuesta conciliar el sueño o me despierto frecuentemente por la noche.
  • Me siento fatigado o con poca energía a lo largo del día.
  • He notado cambios en mi apetito: como más o menos de lo habitual.
  • Mi peso ha aumentado o disminuido notablemente.
  • He tenido episodios repentinos de dificultad para respirar, mareos o palpitaciones intensas.
  • Tengo dolores musculares o una tensión constante en el cuerpo.
  • Sufro molestias digestivas o dolores de estómago persistentes.
  • Padezco dolores de cabeza frecuentes e intensos.

Síntomas cognitivos

  • Me preocupo excesivamente por todo y no logro calmarme.
  • Siento miedos intensos o pensamientos que me bloquean.
  • Me cuesta mantener la concentración.
  • Vivo con temores que limitan mi día a día.
  • Necesito controlar todo, dedicando mucho tiempo a planificar.
  • Tengo pensamientos extraños o intrusivos que me molestan.
  • Siento que algo malo me pasa y no sé a quién contárselo.
  • Quiero hacer cambios en mi vida, pero no consigo avanzar.
  • Deseo cambiar aspectos de mí mismo, pero no sé cómo hacerlo.

Síntomas emocionales

  • Me irrito con facilidad o me enfado por cualquier cosa.
  • Me invade la tristeza, la desesperanza o el pesimismo.
  • Lloro con frecuencia y no logro contenerme.
  • Mi estado de ánimo cambia bruscamente sin razón aparente.
  • Mis emociones son inestables, como si estuviera en una montaña rusa.
  • No me siento a gusto con mi propio cuerpo.
  • A veces pienso que la vida no tiene sentido o he pensado en hacerme daño.
  • Ya no disfruto de actividades o cosas que antes me hacían feliz.

Síntomas sociales

  • Me siento solo o incomprendido por los demás.
  • Tengo conflictos graves o constantes con mi familia.
  • Evito el contacto social; prefiero estar solo.
  • Me angustia excesivamente la opinión que otros tienen sobre mí.
  • Tengo problemas de pareja que no sé cómo resolver.
  • Siento que la gente conspira en mi contra o me rechaza.
  • Estoy siendo víctima de maltrato, ya sea emocional o físico.

Otros síntomas

  • Estoy consumiendo alcohol u otras sustancias más de lo que quisiera.
  • Me cuesta identificar quién soy o qué quiero en la vida.
  • Vivo con la sensación de que algo malo va a sucederme.
  • Me siento vacío y sin ilusiones respecto al futuro.
  • Me obsesiona la comida, el peso o mi imagen física.
  • Me he obsesionado con un pensamiento o tema y no logro apartarlo de mi mente.
  • Siento que mi entorno cercano ya no puede ayudarme y necesito apoyo profesional.
  • Algo dentro de mí me dice que necesito pedir ayuda.
¿Cómo interpretar los resultados?

0 – 13 síntomas ▷ Actualmente no parece que presentes un gran número de síntomas. Sin embargo, si cualquiera de estos se mantiene durante más de dos semanas, podría ser señal de un problema que merece atención. Además, si te has interesado en realizar este test… ¿no es ya una señal importante para considerar acudir a un psicólogo?

 

14 – 27 síntomas ▷ Estás atravesando un nivel considerable de malestar. Es probable que tu calidad de vida se esté viendo afectada. No esperes a que la situación empeore: buscar ayuda profesional puede marcar una gran diferencia.

 

28 – 40 síntomas ▷ Es fundamental que busques ayuda psicológica cuanto antes. El número de síntomas que experimentas sugiere un sufrimiento profundo o la presencia de un trastorno importante. ¡Recuerda que mejorar es posible con el apoyo adecuado!

callas

OTRAS RAZONES PARA CONSIDERAR ACUDIR AL PSICÓLOGO

Puede que el malestar emocional no sea el motivo principal que te plantees, pero quizás te encuentras atravesando una situación incómoda o notas algunas de las siguientes señales:

  • No te sientes satisfecho en tu relación de pareja o te resulta difícil comprometerte emocionalmente con alguien.
  • Sientes inquietud respecto a tu vida laboral o estás teniendo conflictos en el trabajo.
  • Tienes una relación familiar conflictiva o disfuncional.
  • Realizas conductas que, aunque no te molestan en el momento, sabes que a largo plazo pueden perjudicarte.
  • Te cuesta disfrutar de actividades o situaciones que antes te resultaban placenteras.
  • Sientes que no tienes objetivos claros ni motivaciones a largo plazo.
  • Experimentas un vacío interior, falta de interés o desmotivación generalizada; sientes que funcionas en modo «automático».
  • Encuentras barreras o dificultades a la hora de relacionarte con otras personas.
  • Tienes pensamientos inusuales, molestos o no deseados.
  • Han surgido tics nerviosos o conductas repetitivas que antes no formaban parte de tu comportamiento.
  • Has dejado de practicar actividades o aficiones que antes te hacían sentir bien.
  • Estás lidiando con problemas de salud para los que no te han dado una explicación médica clara.
  • Te preocupa tu trabajo o tienes problemas laborales.
  • Tu relación con tu familia es inadecuada o problemática.
  • Tienes conductas que, aunque no te molestan, sabes que son perjudiciales para ti.
  • Ahora te cuesta disfrutar de las cosas buenas o gratificantes.
  • Te faltan metas a largo plazo.
  • Sientes vacío existencial, todo te aburre o nada te motiva. Tan solo funcionas en «piloto automático».
  • Encuentras dificultades específicas a la hora de relacionarte.
  • Tienes pensamientos extraños o indeseados.
  • Han aparecido tics o comportamientos repetitivos que antes no tenías.
  • Has dejado de hacer cosas que antes te gustaban.
  • Sufres problemas médicos a los que no encuentran solución.

Es completamente válido que en ciertos momentos de la vida experimentes dudas, conflictos o cambios que te hagan sentir incómodo, aunque no siempre haya un sufrimiento intenso. Si algunas de estas señales —como problemas en tus relaciones, falta de motivación, vacío existencial o conductas que sabes que no te hacen bien— se presentan de forma recurrente o empiezan a afectar tu bienestar, tu forma de relacionarte o tu rutina, puede ser muy útil acudir a un psicólogo. No es necesario esperar a que la situación empeore; incluso si estas señales aparecen de forma puntual, un profesional puede ayudarte a comprenderlas y prevenir que se conviertan en algo más profundo.

 

Como resumen de todo lo indicado, puedes utilizar el siguiente diagrama de flujo si te resulta más útil.